En la mayoría de los casos, estas rozaduras aparecen en el talón, una zona de permanente fricción con los zapatos. Es muy habitual que estas rozaduras generen heridas, sangre y finalmente ampollas muy incómodas. Sin embargo, no son el único lugar de los pies donde aparecen.

Porque hay otro rincón de nuestros queridos pies donde las ampollas hacen estragos: las plantas de los pies. Un rincón donde, además, las ampollas generan aún más inconvenientes. Después de todo, una ampolla en la planta se encuentra constantemente bajo presión. Es más, para muchas personas las ampollas en la planta del pie se convierten en un impedimento para llevar una vida normal. Realizar deportes, caminar e incluso aportar el pie mientras están sentados les generan molestias y dolores muy incómodos. ¿Pero por qué aparecen?

 

Rozaduras en la planta de los pies

Como las ampollas en el talón, las ampollas en las plantas de los pies aparecen por múltiples factores unidos o independientes, dependiendo del caso. Factores como la fricción continua. Esto pasa cuando caminamos mucho y nuestros pies se desplazan dentro de los zapatos porque estos no son de la talla adecuada. También cuando el material del calzado es de baja calidad. Otros factores importantes son las quemaduras provocadas por el sol, el agua hirviendo o el contacto con algún electrodoméstico de altas temperaturas.

Pero hay más. Las ampollas en la planta del pie por caminar son las más comunes, pero hay muchas ampollas que son consecuencia de una patología conocida como pie de atleta. Una enfermedad provocada por hondos que en muchos casos desencadena, efectivamente, la aparición de las molestas ampollas. Las reacciones alérgicas, la dermatitis o las infecciones en la piel también pueden desembocar en el nacimiento de las ampollas. En cualquier caso, el resultado es el mismo: mucha incomodidad y, en muchos casos, incluso dolor.

¿Qué es una ampolla?

Las ampollas se producen por una acumulación de liquido bajo la piel debido a un roce constante o repetitivo. Por lo tanto, la aparición de ampollas responde a un mecanismo de defensa de la piel para poder proteger el tejido interior de las agresiones en la capa de la epidermis. Por lo general afecta a la piel de los pies, ya que es habitual cuando estrenamos calzado como defensa de la piel ante los roces del zapato nuevo. Sin embargo, puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y también es bastante habitual sufrirlas en las manos. 

Tipos de ampolla

El tipo de ampollas más común es aquel que no deja ninguna clase de marca o cicatriz. En estos casos se presenta como ampollas llenas de un liquido transparente y claro. Sin embargo, en algunos casos las lesiones tienen sangre o contenido hemorrágico y pueden dejar cicatriz en la piel. Por último, hay otra clase de ampollas que sufres tras la exposición al sol y afectan a múltiples vesículas dolorosas, pero tampoco dejan cicatriz. 

 

Causas

La causa más habitual que encontrarás en tus ampollas es el roce continuo. Por lo general se produce en los pies por el roce de la piel con el calzado. Por lo tanto, debes preocuparte por su prevención cuando vayas a estrenar zapatos nuevos o cuando vayas a desplazarte largos recorridos con un calzado determinado. Por otra parte, hay otros factores externos que pueden producirte ampollas. El sol o los productos químicos u otros líquidos sometidos a altas temperaturas, podrían provocarte ampollas al ponerlas en contacto con tu piel. Por último, hay algunas dolencias que pueden también producirlas. Por ejemplo, el espolón calcáneo es el crecimiento del hueso del talón y puede hacer que el pie roce de manera excesiva. También si sufres hongos en los pies puede provocarte ampollas. 

Qué hacer cuando aparece una ampolla

El tratamiento de las ampollas dependerá en gran medida de la clase de lesión cutánea que sufras. Si se trata de una ampolla grande o con síntomas de sangre en su líquido, lo más recomendable es acudir a un profesional. Ten en cuenta que puede tratarse de una dolencia más grave de lo que parece y solo un experto podrá ayudarte. Por eso, en caso de que la ampolla no supure liquido transparente o que haya adquirido un tamaño muy considerable, siempre es mejor que vayas al médico. Sin embargo, si sufres ampollas pequeñas y con liquido totalmente transparente, puedes tratarlas en casa.

Tratamiento

Lo primero que debes hacer es lavar correctamente la zona. Para ello, utiliza agua tibia y jabón. Después seca la zona correctamente. Después bastará con tapar correctamente la zona con una gasa antiadherente. Sin embargo, si se trata de una ampolla de gran tamaño y que te impida caminar, drena la ampolla, pero no le quites la piel. En caso de que la zona haya quedado sin piel, debes aplicar un apósito especifico para que sirva como una segunda piel que cubra la zona lesionada. Sin embargo, debes evitar que tenga adhesivos porque al despegarlo podrá dañar esa zona.

 

Prevención

Son muchas las acciones que puedes realizar para prevenir las ampollas. Lo primero es una buena hidratación, sobre todo en las zonas más conflictivas, como los pies. Además, debes utilizar calcetines correctos e incluso en los meses de mas calor. Por último, para evitar la aparición de ampollas no estrenes nunca calzado cuando vayas a andar largas distancias o practicar algún deporte. Además, escoge el calzado más adecuado para la actividad que vayas a realizar.

 

¿Cómo tratar una ampolla?

Ya lo decíamos antes: las ampollas en la planta del pie son las más doloras que existen. Pero no solo eso. Estas ampollas son también las más difíciles de curar, especialmente cuando estamos en meses más calurosos. ¿Y eso por qué? Pues porque nuestros pies están mucho más expuestos a la arena, la humedad y los gérmenes. Chanclas y sandalias nos lo ponen un poquito más difícil. Así que el primer paso, la limpieza de la zona, debe ser llevada a cabo con todavía más esmero. Es muy importante para evitar futuras infecciones.

¿Cómo limpiamos estas llagas en los pies? En la mayoría de casos bastará con utilizar agua y jabón neutro, que deberemos frotar con cuidado antes de enjuagar. En casos con mayor potencialidad de infección habrá que usar algún antiséptico como el yodo o la clorhexidina, pero son los podólogos quienes deben estudiar la ampolla para recomendar o no el empleo de dichos productos. Del mismo modo, son ellos los más adecuados para determinar si la ampolla debe ser explotada o no. Por lo general, resulta conveniente no hacerlo. Pero a veces es necesario.

La hayamos reventado voluntariamente o se haya reventado sola, es muy importante que no caigamos en aquello tan habitual –y perjudicial- de quitarnos el pellejo de la ampolla. Después de todo, dicho pellejo tiene la función de proteger la herida interna de los gérmenes que puedan infectarla. ¿Tienes ampollas en la planta del pie y quieres llevar una vida lo más normal posible hasta que se cure? Sigue nuestros consejos, lávala, desinféctala y, por último, protégela con gasas estériles y apósitos hidrocoloides. Y paciencia. Mucha paciencia.