- Calzado Infantil
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Todos los padres nos lo hemos preguntado alguna vez: ¿por qué los niños se quitan los zapatos? Quizá decir “alguna vez” sea quedarnos demasiado cortos. En realidad, nos lo hemos preguntado miles de veces. Porque nos ha pasado miles de veces: le ponemos los zapatitos esos tan monos que compramos en Pequeña Huella y durante el milisegundo que empleamos en otra tarea ya se han quitado uno de ellos. ¿Qué les ocurren? ¿Por qué odian el calzado que con tantísimo amor has elegido para ellos? Hoy vamos a explicarte las razones de este fenómeno.
La costumbre de quitar los zapatos
La costumbre de los niños de querer ir sin zapatos todo el rato tiene un origen biológico. Después de todo, estos primeros momentos de su vida están marcados absolutamente por el descubrimiento. Cada cosa que ven, cada cosa que escuchan y cada cosa que tocan va proporcionándoles conocimientos que le permitirán crecer seguros y llevar una vida normal. En ese sentido, es normal que quieran quitarse los zapatos. Al fin y al cabo, los pies son partes de nuestro cuerpo especialmente sensibles a partir de las cuales obtener información del entorno.
Por supuesto, este no es el único motivo. Experimentar el mundo exterior es una necesidad biológica para ellos, pero también experimentarse a sí mismos. Es en esas etapas donde comienzan a adquirir autoconsciencia, donde comienzan a entender su propio cuerpo. En ese aspecto, tener unos zapatos puestos les impide poder verse sus propios pies, tocarlos a su antojo, experimentar con ellos. Es como una barrera antinatural que encuentran entre sus piececitos y sus manos. Es otra de las motivaciones de los niños que se quitan los zapatos.
Por último, hay otra razón muy pero que muy importante que explica por qué los niños se quitan los zapatos. Y no es otra que la propia calidad e idoneidad del mismo. Como a cualquier otra persona, a los pequeños también les gusta sentir fresquitos los pies, sentirlos cómodos. Unos zapatos que aprieten sus pieceitos o que les permitan transpirar adecuadamente puede llevarles a querer quitárselo con más ahínco. ¿Quién puede culparles? Por eso es imprescindible que elijamos zapatos de calidad que además les queden a la perfección.
Evitar que los niños vayan descalzos
Bebés descalzos. Niños descalzos. No es ningún drama. O al menos no lo es cuando nos encontramos en un entorno seguro como nuestra propia casa. Si bien hay que extremar muchísimo las precauciones para que sus pies no se vean sometidos a ningún tipo de riesgo, que vayan descalzos también tiene muchas ventajas tal y como hemos visto en el apartado anterior. Y es que les permite experimentar el mundo, aprender de él y crecer como individuos. Les permite desarrollarse mejor. Y eso siempre es algo que celebrar.
No obstante, es diferente cuando no estamos en dichos entornos seguros. Es una temeridad que nuestros bebés o nuestros hijos vayan sin zapatos cuando estamos fuera de casa. En ese sentido, es muy importante extremar la atención sobre ellos, especialmente sobre los niños que se quitan los zapatos permanentemente. Después de todo, no darnos cuenta en el debido momento podría ponerles en peligro. Aunque los bebés suelen calzar un calzado ligero y de suela blanda, marca una enorme diferencia de protección.
¿Qué otras soluciones tenemos para no andar sobrepreocupados todo el tiempo? Atarle los cordones de un modo lo suficientemente sofisticado para que no puedan deshacerlo. O, al menos, para que no puedan deshacerlo muy rápidamente. Después de todo, ya sabemos los listos que son, aunque no lo creamos. Ya sabes por qué los niños se suelen quitar los zapatos y qué hacer al respecto. Mucho ánimo.